historia real
estas son las que mas gustan a todos
en diciembre de 2007 estaba en Nueva York
acabando mi primer semestre en el Drummers collective
dia de audición.
En la escuela había muy buena onda, nada de competitividad
nada de malos rollos, ni criticar a nadie
humanos tocando tambores y platos.
no haters con el cerebro pequeño criticando a baterías apasionados.
voy a la historia que me despisto.
la audición consistía en tocar una canción con músicos
una canción con muchos solos donde el profe te dejaba relagarte, muchos palos por compás
yo llegaba a la audicoón en forma, pero un poco sobrepasado por tanta información.
tenia nuevas ideas aprendidas, cosas que quería hacer pero no me salian, en fin un lío mental muy divertido que disfrutaba.
Llegó mi momento, empezamos la canción y todo iba genial, caminando la canción que conocía, marcando cositas, estaba bien.
el profe me mira y me indica que ha llegado el momento de tocar mi solo
justo en ese momento
se abre la puerta de la clase y entra Nathaniel Townsley (yellowjackets, alejandro Sanz… entre otros)
mis testiculos cambiaron de tamaño a la velocidad de la luz.
mi cabeza se vació de todas las ideas guapas que tenia
y me convertí en un pato borracho en una ferretería
de esos momentos que me hubiese gustado ser una avestruz para esconder mi cabeza, pero no podía.
toque lo que pude como si estuviese vomitando frases inconexas, sin sentido
ahora lo pienso y sería algo parecido a intentar tirarle los trastos a Scarlett Johansson, me sentiria igual.
no sería capaz de articular nada con sentido.
para rematar, Nathaniel que es un encanto, al acabar se me acercó y solo tuvo buenas palabras para lo que yo había hecho
fue el remate final para querer desaparecer de la faz de la tierra
porque yo sabía que no había hecho música, como pude, había sobrevivido.
hay que estar atento, las putadas son grandes lecciones, de batería y de vida.
ese día aprendí un montón, mucho mas que si Nathaniel no hubiese aparecido y yo hubiese tocado mejor.
aprendí a concentrarme, a no dejarme influir por quien haya en el público
a poner la música como prioridad y olvidarme de quedar bien o de lucirme
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Estudia que la vida son dos palos!
Miguel Ballester